16 Feb
A predecir el futuro



En la segunda mital del siglo XIX, Julio Verne predijo las pistola eléctricas, los automóviles con motores de gas, el reloj de pulsera, y una red mundial de comunicaciones por cable que incluía video-conferencias a través del “fonotelefoto”. También vaticinó, hay que reconocerlo, burradas tales como la de mandar un cohete tripulado a la Luna…¡disparado por un supercañón!


En 1968, unos 800 intelectuales se reunieron en Nueva York para predecir cómo sería el mundo pasados 50 años, es decir, ahora mismo. Vaticinaron erróneamente que los gobiernos tendrían un enorme control sobre la economía, pero acertaron al predecir el impacto de los ordenadores, con su inmensa capacidad para almacenar datos e interferir en la privacidad. Con menos unanimidad, también acertaron al señalar el cambio climático por el exceso de emisiones de dióxido de carbono.


¿Qué predicen ahora los expertos para dentro de 50 años? Pues el empleo masivo de impresoras 3D y robots que elevarán el paro por encima del 50%, los parques públicos de alquiler de vehículos autoguiados, la revolución del grafeno, y modificaciones genéticas que alargaran la media de vida hasta los 100 años. Esto último, planteará problemas morales, y deja abierta la posibilidad de una revolución eugenésica, pues los más ricos podrán adquirir en la medicina privada, lo necesario para vivir más y mejor.  


Los historiadores contemplamos el presente con perspectiva histórica, así que en general somos optimistas. Hemos erradicado (la Humanidad, no los historiadores) las pandemias, la hambruna, y se han reducido las guerras. Sin embargo, para el conjunto de la población, la perspectiva histórica es compararse con el año pasado.


- Señor Barrera, ¿qué me dice usted del paro que nos espera?


- Excelente noticia, querido lector. El paro debía ser total. Vamos por el buen camino.


- ¿Está de broma? ¿No pensará que se puede vivir sin trabajar?


- Por supuesto que sí. Algunos ya lo hacen. En cincuenta años todos tendrán una Renta Básica Universal, y esos serán los ciudadanos de segunda. Los que además puedan trabajar, tendrán más dinero y serán ciudadanos de primera. No creo que haya muchas quejas.


- Es usted un soñador.


- Le emplazo dentro de cincuenta años  a ver quien tiene razón.


- De todas formas, no me negará usted que la culpa de todo la tiene el ayuntamiento, es decir, el alcalde  y la oposición.


- La duda ofende querido amigo; así ha sido, así es y así será hasta que el último ferrolano apague la luz. Y el que no esté de acuerdo, que se marche de esta ciudad.

Enrique Barrera Beitia

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