Una empresa japonesa vende un sujetador que incorpora un chip biométrico, y cuando detecta que la usuaria está enamorada se desabrocha automáticamente. Es de suponer que el afortunado capte el mensaje.
Otra compañía vende pulseras biométricas, de manera que cuando mantienes relaciones sexuales, registran el ritmo cardíaco, la sudoración, la duración del orgasmo y las calorías quemadas. Luego introduces los datos en el ordenador y sale la puntuación. Si eres perversa puedes colgar el resultado en Facebook, algo así como “orgasmo prolongado e intenso con Gregorio (9.25 puntos) y bastante mal con Eulogio (2.25 puntos)”.
Yuval Noha Harari, autor de un fascinante ensayo titulado “Homo Deus”, profundiza en cómo se producirá en los humanos esta transferencia del proceso de toma de decisiones a favor de programas de Inteligencia Artificial. Imaginen que a Izaskun la cortejan Joseba e Iñaki, y que tiene que decidirse ya, porque se le puede pasar el arroz. En vez de tomar un café con su amiga Yosune, decide usar una aplicación de Google o de Facebook a la que ha permitido acceder a todos sus datos en los últimos años. ¿Qué le dirá? Más o menos esto:
- Mira Izaskun, ya sé que concedes el 35% del baremo de puntuación al físico, y como Joseba es más guapo, estás deseando que te diga que te cases con él, pero mis algoritmos me dicen que eres más compatible con Iñaki. Así que si tienes que casarte con uno de ellos, el proyecto vital en común presenta más solidez con Iñaki, exáctamente un 57 % frente al 43 % de Joseba. Este es el reparto por apartados:
Iñaki-Joseba
atractivo físico 5-10
empatía intelectual 7-3
solidez financiera 13-10
ansia de paternidad 15-5
datos médicos 7-5
compatibilidad política 10-10
TOTAL: 57-43
Como dice nuestro amigo Yuval, en este instante habremos dejado de ser homo sapiens para ser otra especie biológica, algo así como “homo facegooglensis”. Fabricar objetos, cooperar de manera flexible a gran escala con otros individuos, imaginar el futuro y elaborar pensamientos abstractos, fueron hitos que permitieron el tránsito del “homo hábilis” al “homo erectus” y finalmente al “homo sapiens”. Transferir la toma de responsabilidades a un procesador de algoritmos no es un cambio menor. Puede que yo pertenezca a la penúltima generación de homo sapiens.
Enrique Barrera Beitia