Los textos agrupados o relacionados con la Biblia, pueden ser tan divertidos como truculentos. No me refiero a ciertos fallos del guionista como que primero se hizo la luz y luego las estrellas, o al descomunal tamaño que debió tener el Arca de Noe, sino a historias más soterradas.
Por ejemplo, para los europeos del siglo XVI fue un problema explicar la aparición de los pueblos amarillos, que no son citados en la Biblia. Superado el momento de confusión, se dio con la respuesta adecuada al recuperar del olvido a Lilit, la primera mujer creada por Dios según textos hebreos. Salió del molde muy rebelde y no obedecía a Adán, así que la largaron y fue substituída por Eva, que era más gazmoña, aunque al final la lió parda con la serpiente y la manzana. Mientras tanto, en sus correrías buscando nuevas emociones, Lilit se apareó con el demonio Asmodeo (hay que reconocer que esta chica era todo un carácter) y parió a los primitivos babilonios, que podían perfectamente ser los chinos echándole un poco de imaginación, porque están a la derecha del mapa. Ya estaba solucionado el enigma, aunque prefiero no saber lo que chinos, japoneses o coreanos piensan.
Recientemente, una persona muy creyente se ofendió porque me reía de cosas sagradas, y me instó a que demostrara que Lilit era un personaje real, ya que el peso de presentar la evidencia recae sobre el que argumenta. Espectacular. Pero como no se trata de dejar preguntas sin respuestas... ahora que lo pienso, ¿con quien se casó Cain para tener hijos? Si no cometió incesto con su madre, tuvo que tenerlos necesariamente con la susodicha Lilit. Mejor dejar las cosas como están y no meterme en ciertos jardines, no resulte ser que al final todos descendamos de una feminista radical y de un parricida...
Enrique Barrera Beitia