Desde 1986, Ares celebra el Corpus Christi con la confección de alfombras florales que año tras año son admiradas por los millares de visitantes que se acercan a la villa marinera.
Los vecinos, perfectamente organizados en seis grupos de trabajo, son los artífices de esta espectacular obra de arte vegetal a la que dedican semanas de esfuerzo y que consigue una longitud de más de un kilómetro.
Tradición, gran vistosidad y la participación del pueblo se unen en Ares para celebrar el Corpus, de tal manera que, cuando pasa la procesión el domingo por la tarde, las calles de la villa están perfectamente engalanadas.
Ares huele a rosa, clavel, hortensia, labaza, tuya, pampullo y pino, entre otros aromas vegetales.Si la confección es importante en estos trabajos, la cosecha no lo es menos. Conocedores de donde pueden encontrar las ramas, hierbas y flores idóneas, los vecinos, de la mano de la Asociación de Alfombras Floras de Ares, preparan un calendario de recogida. Primero el verde, que hay que tratar con mucha paciencia, y después las flores.
Cada uno de los seis grupos elabora su alfombra con los motivos escogidos. La tradición es no desvelar el tema hasta momentos antes de su elaboración. En la minuciosa confección participan cientos de personas. Familias enteras colaboran en estos trabajos y los más pequeños, además de realizar sus aportaciones, disfrutan de las alfombras confeccionadas con motivos infantiles.
La víspera del día grande, hacia la noche, las calles Real y María, junto a la plaza de la Iglesia, comienzan a transformarse. A los vecinos les espera una intensa noche en la que habrá que convertir el asfalto y la piedra en una obra de arte. Al amanecer, Ares luce una nueva y floral cara.
El domingo por la tarde, la huella de la procesión borrará este vegetal engalanamiento, aunque los vecinos no olvidarán las intensas jornadas de convivencia.