D.E.P. es una trepidante comedia en la que se muestra con mucho humor, el egoísmo, la mentira y el engaño entre hermanos ante el reparto de una herencia. Unos seres humanos que nos muestran su lado más cruel, ante la disputa de bienes materiales: "que mamá se muera enseguida por favor! ". D.E.P. muestra una situación bien reconocible para el espectador: La PELEA POR LA HERENCIA. Pero aún hay algo que la hace mucho más singular y es que en este caso, la herencia es de una madre que aún NO ESTÁ MUERTA. ¿Quién no supo de peleas entre hermanos por este motivo?Como dicen los expertos: "Una herencia sin problemas no es herencia, sino milagro". O como decían nuestras abuelas: "A quien Dios no le da hijos, el demonio le da sobrinos".
Una madre ya con demasiados años, una embolia, una gripe y muy pocas ganas de morir; un hijo próximo a los 50 con una mujer posesiva y medio calva, una empresa que se hunde y una jubilación que se aleja, que se aleja; otro hijo de 42 que la cuida, la baña, la peina y casi la mata (a la de la embolia); una “Testigo de Jeová” que los visita cada miércoles; muchas libretas y pocos ahorros; una casa que hay que vender " pero, xa! "; y una noche interminable repleta de secretos inconfesables que acaban saliendo a la luz y provocan la confesión más cruda de la función: "Fran, eu creo que non quero a mamá. ", le dice Carlos a su hermano. "Pois mira que se se cura... ", les contesta Fran a su vez.
Y como no quieren que se cure por su bien, para que no sufra, porque esto ya no es vida ni es nada, empiezan a idear maneras de ayudarla, de darle un empujoncito. Y aparecen nuevos elementos: una cuerda, y una lámpara, y ventanas abiertas, en invierno, bien abiertas, y un cojín, y pan, un trozo de pan... Y miedo, mucho miedo. Y la luz del día empieza a deslumbrar, y se acaba el tiempo, y hazlo tú o lo hago yo, y no lo hace nadie, y una gran sorpresa final, y... ah, sí!
Y timbres, muchos timbres.
Eso es D.E.P. Una comedia, claro.